viernes, 8 de octubre de 2010

YEDRA: DEL FÚTBOL A LA PINTURA

Mario Manzanares


El pintor y futbolista Rodolfo Yedra


A Rodolfo Yedra la vida lo trajo hasta Acarigua-Araure cuando aún era muy niño, sus padres oriundos al igual que él eran del estado Falcón. Su primera parada en estas tierras fue al lado de la Quebrada de Araure cerca de la Gallera “El Tamarindo” muy concurrida para los años de su llegada, allí en esas aguas cristalinas se echó su primera zambullida y aprendió a nadar.

Unos años más tarde cambiaria de morada y subirían un poco la cuesta y se sembraría en Villa Araure I, ya contaba como unos nueve años. Se instaló y comenzó sus estudios de primaria en la escuela Monseñor Ramos Cordero de esa urbanización araureña.

Se fue amoldando a todas las vicisitudes de la vida, unos años después comenzaría la práctica de fútbol, su primera gran pasión, en esa disciplina descolló como un delantero del equipo de Villa Araure y luego formaría parte del aguerrido equipo Durigua FC, donde jugó varias temporadas logrando varios títulos con esa oncena.





Este callado personaje sufriría su primera caída con la muerte de su padre y unos años después la desaparición física de su madre, quedando solo y a cargo de dos hermanos menores que él.

Se aleja del fútbol y se refugia en la lectura donde se inclinó por libros sobre pintura, que lo motivaron y esas lecturas le dieron comezón y empezó a comprar pinceles y oleos dando así inicio a su desarrollo como artista plástico, por allá en el año 95. “De eso ya hace quince años dedicado a este bello arte” nos dice Yedra.

El trajinar por la vida le han dado la experiencia y recuerda “yo no sabía lo que era eso de pintar, solo dibujaba y para mi eran buenos dibujos, me interesé y me gustó lo que hacía y comencé a practicar, gaste muchos en lienzos pero no me importó, fue así como di mis primeros pasos en la pintura”, recuerda Yedra.

Más adelante nos señala Yedra, “la pintura después de la muerte de mis viejos ha sido un sostén para mi, lo que me dio fuerza para seguir adelante, ya no estaban mis viejos para apoyarme, pero desde el cielo estoy seguro que lo siguen haciendo”.

Han sido muchos los libros que este falconiano ha leído en su aprendizaje, nos cuenta que comenzó a inclinarse por el surrealismo ya que le gustaba lo que había visto de Dalí, pero sus ganas de aprender nuevas técnicas lo llevaron a buscar otros estilos y leyó a Reverón y más tarde a Serrada y Barco exponentes del paisajismo venezolano donde Yedra se ha destacado en los últimos años por la fuerza y colorido que imprime a sus obras.

En su humilde morada ubicada en el barrio Los Sabanales, tiene Yedra su taller, donde con poco lujo pone este artista su caballete, su lienzo, su paleta llena de colores y en la soledad con un viejo reproductor donde sintoniza alguna emisora dejándose escuchar alguna melodía que lo traslade y lo llene de inspiración, para darle vida y brillo a sus ideas y bocetos.

A cada rato recuerda que el arte es mal visto por algunas personas que piensan que los pintores son locos o vagos, ”lo que pasa es que algunas veces somos bohemios y esto cae mal” nos aclara.

Con tristeza en su hablar nos dice, que le gustaría exponer pero que aquí en Acarigua-Araure los entes que dirigen la cultura no abren colectivas para pintores noveles que los ayuden a dar a conocer el talento creativo de las nuevas generaciones.

En la actualidad Rodolfo Yedra es catalogado por expertos como uno de los mejores exponentes noveles de arte pictórico en lo que al paisajismo y surrealismo se refiere, estos dos estilos son en lo que mejor se desempeña, según él mismo nos deja saber.

Más de doscientas obras así lo certifican, bellas y espectaculares que exhibe con orgullo este falconiano.

Nos dice el artista plástico, que le gustaría enseñar lo que él sabe, dictar talleres en las comunidades, “no me quiero llevar a la tumba todo lo que he aprendido, quiero enseñar a los niños de las barriadas, allí puede estar otro Reverón o un Yedra uno nunca sabe.”

Rodolfo Yedra hoy día sigue cultivando amistades, continua jugando futbol y haciendo goles en la liga de Turen al lado del Chato Vásquez, donde sigue triunfando, al igual como lo hace con la pintura.

En la intimidad de su hogar nos habló de su futuro, de su deseo de continuar y finalizar su morada, hacer el estudio para pintar en la platabanda sin terminar, finalizar esa escalera que lo llevaría a la cúspide, a su meta final, al logro de su vida, ser reconocido como un gran pintor, donde por cada pincelada sea recordado, donde cada cuadro realizado “sea como un hijo para él”, así quiero que se me recuerde, como un hombre que luchó por su vida y por el arte.



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