Felipe Alfaro: del ciclismo al softbol
sus dos grandes pasiones deportivas
Mario Manzanares
Turen, tierra rica en agricultura, por
algo es la ciudad granero de Venezuela,
donde todo lo que siembra nace, y todo lo que nace allí siempre da buen fruto;
eso podemos decir de Felipe Alfaro, hombre callado, de buen semblante,
trabajador, honesto, deportista y dirigente disciplinado.
Es el mayor de diez hermanos: Isidro,
Juan Carlos, William, Mauricio, Valentina, Cándida, Omaira, Trino y Rafael, sus
padres Florentino López y doña Paula de la Cruz Alfaro.
Felipe Alfaro nació en ese acogedor
caserío turenense, en plena selva tropical, primer emporio maderero como lo fue
el Guasdual, de donde aun siendo muy chaval sus padres se mudan un poco más
cerca de su destino final y llegan a Choro, pueblo muy cerca de Piritu y aun no caminaba, gateaba. Luego se mudarían
al barrio Limoncito en Araure, donde termino de crecer correteando cerro abajo,
muy cerca de la iglesia San Pablo, donde hizo su primera comunión.
Comenzó sus primeras letras en la escuela graduada
“Raimundo Andueza Palacios”, allí el director de la escuela primaria era el
duro maestro Carlos José Ojeda, periodista luego del Diario El Nacional, Ultima
Hora y El Regional: Mas tarde Ojeda seria el Cronista Oficial de Acarigua,
también nativo de Turen. Alfaro del Raimundo Andueza, luego de ser promovido al
primer año se enrumbo al Liceo José Antonio Páez, donde se gradúa de bachiller
en medio de la algarabía que producía ser bachiller en esa época, y los pocos
que tenían oportunidades de salir a las universidades a profesionalizarse lo hacían,
los otros tenían que luchar por un buen trabajo.
Es por eso que desde su juventud le gusto el trabajo, y
recién graduado se engancho en la
empresa Agro Portuguesa, ubicada por lo que es hoy la avenida Los Agricultores,
allí era obrero y en poco tiempo fue miembro del sindicato de la empresa, aún
muy joven comenzaba en esas lides.
Nos dice Alfaro, reuní unos churupos y compre una bicicleta Benotto de paseo y comencé a incursionar y a entrenarme para correr bicicleta, había mucha gente haciéndolo y la avenida las Lágrimas se llenaba de bote en bote cada domingo para ver las carreras, era un orgullo estar en cada salida. Durante cinco años participe en el calapedismo portugueseño.
Mi inicio en el ciclismo, aclara Felipe, que lo asocia
con la presencia en el barrio Limoncito del famoso corredor, uno de los mejores
rematadores de Venezuela Emilio Guillen, quien era un portento atleta, al igual
que mi amigo Emilio Piña, con quien logre una muy buena amistad, vecino del
barrio San Pablo, salíamos a entrenar juntos, gracias a estos dos grandes del
ciclismo criollo comenzó el gusanito y la fiebre por el calapie y las bielas.
Particip en las primeras clásicas en categoría “Paseo”,
de diez carreras gano siete, para quedarse la bicicleta especial que era para
el campeón de la temporada y tener el derecho de ascender a la categoría elite,
donde estaba la crema y nata del ciclismo criollo, los grande del espectáculo
del ciclismo portugueseño.
En la línea de partida en la primera experiencia en la
apertura de la primera clásica en categoría especial, las piernas les
temblaron, un escalofrió recorrió todo su cuerpo, no lo podía creer, estaba al
lado de la cúpula del ciclismo, al recorrer con la mirada a al gran Martín
Jiménez, Ramón Guillen, Emilio Piña, Argenis Salazar, Nicolás Valderrama,
Alirio “Ronquito” González, Sabas González, “El Fantasmagórico” y el afamado
“Chaparrito”, todos leyendas para la época en el deporte de mi vida.
Martín Jiménez, recuerda Alfaro, que era un corredor
extraordinario, difícil de doblegar, de gran corpulencia y fuerza. De Guillen
puedo decir que era un pasista como ninguno y Argenis Salazar era el único que
lo pudo vencer en embalaje final, eran dos saetas a la hora de una llegada
masiva, lo tenían todo en sus piernas.
También tengo que recordar al Campesino, quien en una
vuelta a Venezuela, sus coequiperos abandonaron todos quedando el solo
defendiendo los colores rojo y negro de Portuguesa, ganándose el mote del
Campesino, quien lo llevo con mucha honra toda su vida en donde participaba.
Luego de retirado del ciclismo y ya como socio de
Rectificadora Portuguesa, se inició en el softbol. Recuerda Alfaro que, Alberto
Varela organiza el equipo de softbol de la empresa Master, en la empresa ya
como cosa de Dios ya éramos socios tres ex ciclistas, Manuel Segundo Rodríguez,
Valmore Rodríguez y yo, Alberto era el único pelotero del cuarteto. Se jugaba en
el estadio de la Fundación Mendoza el Enriche Villanueva, yo tenía un jeep y
era el encargado de cargar los aperos de juego. Ellos quedaron campeones y
Alberto era muy amigo de Alejandro Gato Moreno presidente y fundador de la liga
Araurigua, a raíz de eso, nos inscribimos en otro campeonato, como yo no jugaba
me incito y me propuso a que aprendiera a lanzar y así lo ice y me inicie como
jugador de softbol.
Jugué muchos años
defendiendo los colores de la Rectificadora y de otros equipos, dominaba
a los bateadores con una bola empujada que llegaba rápido al receptor, recuerda
con nostalgia esos tiempos.
Me cuenta Alfaro, me toco otra vez un gusano nuevo, el de
dirigente deportivo, por obra y gracias de Dios, comencé ayudando al gato
Moreno y luego que el asume la presidencia de la Aso softbol, mi nombre fue
propuesto para encabezar la plancha para presidir la Liga Araurigua, la cual
asumí con orgullo y deseo de trabajar, al final el gato Moreno se salió con la
suya, me hizo dirigente de un deporte que no conocía y que había llegado por
cosas de la vida, pero que llegue a entender y a querer.
Al frente de esta liga cumplió con dos periodos como
presidente. Poco después comencé asistir a los juegos domingueros de la Liga
Popular en el estadio de la FAC, hoy Nena Alvarado, y se repitió la historia,
el presidente de la liga el señor Reyes y la nena Alvarado estaban solos y me
pidieron que los ayudara y termine siendo también Presidente de liga, creo que he
sido el único que he presidido las dos ligas más importantes del softbol portugueseño,
con más de 20 años en la dirigencia softbolera.
Regresando al ciclismo, piensa que este bello deporte del
calapie está estancado en el estado por falta de dirigencia deportiva, aparte
nos dice que, el ciclismo se ha convertido en un deporte sumamente costoso,
tener una bicicleta es igual que tener un buen vehículo y mantenerla operativa
es casi imposible, teniendo en cuenta que este deporte es practicado por ente humilde
de bajos recursos económicos, hasta para el mismo estado es difícil, creo que
es por eso que el ciclismo está estancado en el estado.
En mi época, continua Alfaro, no costaba tanto mantenerse
en esta disciplina, hoy día sí. Yo me costeaba con mi trabajo todos mis gastos, y
no es nada más en el ciclismo, en todos los deportes en general.
En la Rectificadora Portuguesa, hoy después de más
de 35 años en el campo laboral, seguimos
apoyando y trabajando por este estado, luchando por mantener a nuestros
clientes a gusto y dar a nuestros trabajadores estabilidad y mejores
beneficios.
En estos momentos, la empresa se le ha unido sangre joven,
la nueva generación ya está tomando las riendas de la empresa, ya Alberto y mi
persona estamos quedando en la reserva, se han unidos nuestros hijos, sobrinos,
en fin la familia ha tomado poco a poco las riendas para hacer cabalgar seguro
nuestro peculio, nuestra empresa, Rectificadora Portuguesa…