Hernán “Chino” Rivero:
Un artista de la luz y
las
sombras
Por Mario Manzanares Parra
La luz, la sombra, el blanco, el negro y
los grises, en la fotografía son técnicas que se deben aprender para lograr la
imágenes que se desean. La estética y el arte hay que descubrirlo y sacar a
flote todo lo que tenemos en nuestro ser. Nacer con un don es los mejor que
Dios nos regala, queda de parte nuestra desarrollarlo, practicar y pulirlo.
La fotografía es un arte que combina
muchas técnicas teniendo como base la luz, y el fotógrafo pone su genio y sus
perspectivas para lograr captar imágenes insospechadas.
Son pocos los fotógrafos que nacen con
ese don, otros lo aprenden con el correr de los años, el tiempo pule todo lo
que te gusta y te enseña a mirar y a tener paciencia, que es una virtud que
pocos tenemos y que pocos aprenden.
Para 1954 en Acarigua el boom de la
fotografía comenzaba a florecer, ya existían algunos laboratorios y fotógrafos
de la talla de Carlos Jiménez, Jaime Vargas, Aponte entre otros. La boga fotografica
estaba a punto de implosionar y ver nacer a uno de sus grandes exponentes del
arte fotográfico en todo su esplendor, un verdadero artista de la luz y las
sombras.
Para ese año en Piritu, en una humilde
vivienda vino al mundo un niño que daría a conocer desde muy joven, por su
extravagancia, sus ojos achinados y su cabello lasio, con un espíritu
aventurero que lo llevaron a ser una persona que se metía en problemas por su
bohemia y deseos de acontecimientos que llenarían su vida de emociones.
Llega a Acarigua
muy chico y la familia se instala entre Barrio Paraguay y Barrio América.
Inicia sus estudios en la escuela “Raimundo Andueza” donde seguro el periodista
y cronista de Acarigua, también maestro y director de esa escuela le daría
clase, y por lo bohemio del “Chino” seguro también recibió una buena dosis de reglazos
que el popular maestro Carlos Ojeda, “Carlucho” le daba a sus alumnos que no
hacían caso a lo que el enseñaba. A Carlucho le sobraba la fama de ser un
maestro de duro carácter en esa escuela, donde en su ocaso como maestro lo vio
cómo su director, antes de salir jubilado.
Allí compartió aula con otros connotados
jóvenes, ya que el Raimundo Andueza fue una de las primeras escuelas de Acarigua.
Seis años después Hernán Rivero conseguía su promoción, siendo su segunda
parada el Liceo José Antonio Páez, logrando concluir su bachillerato en el
primer liceo de Acarigua. Fue un alumno promedio, siempre al lado de la
naturaleza, donde la luz reflejaba lo cálido de su mirada, esa que lo llevaría
a la fama unos años después.
Sigue su preparación y logro conquistar
otro título, esta vez como técnico Aeronáutico, su otra pasión, ya les contare.
Comienza desde muy joven a gustarle la
fotografía, llorando comprar una cámara e inicia su preparación en el arte de
dibujar con la luz y avanza aceleradamente.
Cada día es más incisivo y más metódico, busca formas y ángulos y va
creando su propio estilo; siempre le gusta andar en la vanguardia del arte fotográfico
en Portuguesa.
Inicia un curso de técnicas
audiovisuales que lo llevaran después al curso de fotografía fija para cine, finalizado
con rango de sobresaliente, ya el “Chino” Rivero le había tomado el gusto a la
imagen.
Sigue con otros cursos y hace de
fotografía para teatro, y su segunda pasión y su más ferviente aventura, la
fotografía aérea publicitaria y de reportaje, donde fue uno de sus grandes
exponentes de ese género.
Durante 34 años de ejercicio profesional
el “Chino” Rivero ha dejado constancia de su calidad, su gran mirada y sus magistrales
imágenes que hablan de su dedicación, crecimiento y profesionalismo.
Fue fundador en Portuguesa, al lado de
otros colegas fotógrafos de gran estirpe de la talla de Miguel Dinapoli, Josué
Campos, Víctor Morales, Jaime Vargas, entre otros, del Círculo de Reporteros Gráficos
de Venezuela, en el estado, un 14 de abril de 1980.
Paso unos años bajo la oscuridad de un
laboratorio, ya que fue el trabajo que
desempeño en Ultima Hora, y de vez en cuando salía a la calle, sobre todo con
el ya desaparecido periodista y Reportero Gráfico Víctor Morales al que unió
una sincera amistad y de quien comenzó a escuchar sobre la Logia Sol de Culpa,
donde fue aceptado como Mason años después, luego de aprobar todo los
requisitos para ser Masón.
A lo largo de su brillante carrera, a Hernán
“Chino” Rivero le toco bailar con todos, logrando plasmar sus trabajos en
sendas publicaciones, consiguió lo que muy pocos hemos alcanzado, publicar fotografías
en un libro. Entre sus publicaciones se cuentan, “Visita Papal” año 1996; “Así es Venezuela” en 1998, “Visión
de Portuguesa” año 2000; “Diques y Astilleros Venezolanos” 2004; “50 años de
Aso Portuguesa” 2004, “Cien años de la Armada Nacional” 2005; Fotografías de turismo de Corpotur 2003-05 y
el Libro historia de Cavin.
Fue fotógrafo de la alcaldía Páez en el gobierno
de Pedro Zapata, y tuve el honor de ser yo su sucesor en la oficina de prensa
del despacho del alcalde, y durante 18 años estuve allí, con los alcaldes Dimas
Salcedo, Douglas Pérez, Zenaida Linares y Salí jubilado con Efrén Pérez.
Siguiendo con el “Chino”, fue el fotógrafo
de cabecera del gobernador Iván Colmenares, que lo rescato cuando llegó
nuevamente a Portuguesa derrotado y sin equipo; luego de su desafortunada
aventura minera o buscador de oro en Guayana, al propio de los garimpeiros, la
famosa fiebre del oro paso por su mente, pero regreso con las tablas en la
cabeza. Tan desafortunado fue su retorno, que cruzando el majestuoso Orinoco su
canoa volcó y todas sus pertenencias fueron a parar al fondo de la serpiente más
grande y profunda de las Amazonas, allí se fue parte de su vida y su gran amor,
su cámara Nikon, su bolso con todas las imágenes en rollo que traía de esa
frenética busca de oro donde muchos han perdido todo, hasta su propia vida. El
“Chino” solo consiguió en esa aventura fue un fuerte paludismo que por casi le
quita la vida.
A lo largo de su trayectoria loro muchos
premios, pero el que siempre aprecio de todos, era aquel que le reconociera
como o que era, un fotógrafo de las vivencias para el recuerdo del ser humano,
que lo vieran como el hombre de carne y huesos y de sentimientos, y mantenerse
por muchas décadas al frente del visor de su potente Nikon, que nunca dejaba en
su casa.
Galardones como el segundo lugar en el
Premio Nacional de Fotografía con el trabajo, “Faenas del campo” en 1998,
auspiciado por AGREVO, y el tercer lugar Internacional de Canon 99, logrado en
Panamá.
Pero su mejor y mayor performance fue
haber logrado tener una esposa brillante, consentidora y amante de lo que él
hacía, una apreciada profesora que se fijó en él, flaco y melenudo y de ojos
achinados y ella lo atrapo para llevarlo al altar, Yaneth Pabón, fue quien
capturo su clip de su cámara y el si te acepto de su corazón.
De esa bella unión nacen Vanessa,
Emiliano y Juan Vicente, la mejor toma que Hernán realizaría en su vida
matrimonial, sus tres amados hijos.
En otro episodio de su vida al lado de otro
aventurero como José Pulido, fueron contratados por el Diario El Nacional, y
los envían de corresponsales de guerra a Nicaragua a cubrir los enfrentamientos
de los simpatizantes de Somoza y Sandino, allí al “Chino” una bala por poco no
le impacta en la cabeza por milímetros, que aún le retumba en sus oídos, en
plena batalla por el poder, donde el gran perdedor fue el pueblo, poco le faltó
al colega en regresar en una bolsa negra desde allá. Pero allí no queda todo,
lo triste fue que estos paisanos al terminar el conflicto armado, mandaron por
ellos y al no ser localizado, la empresa dejo de buscarlos y los alegres
aventureros tuvieron que vender todo lo de valor que tenían para regresar,
entre otras cosas la cámara del “Chino”, para para los pasajes y regresar sin
nada, solo con el saber del deber cumplido.
De los reconocimientos que recibió, un
día me dijo; “mi mayor reconocimiento es el que ofrecen todos ustedes, mis colegas
reporteros, el de mi esposa Yaneth y la de mis tres bellos hijos que me dan
todo su apoyo cuando más los necesito, todo lo demás es vanidad. Los recibos
con mucha humildad pero que nunca me aran cambiar mi forma de ser y mi estilo
de vida. En vida recibió la orden Ciudad de Acarigua 2005, Vencedor de Araure
2005, como reportero Gráfico en nuestro Día Nacional, el 06 de mayo de ese año.
Fue un reportero gráfico las 24 horas
del día, se sentía orgulloso de su profesión, esa pasión la compartía con una
mayor que lo llenaba de orgullo, su ingreso a la Logia Venerable “Sol de Culpa
112”, y la respeta con humildad.
Partió cuando más planes y proyectos tenía
en su mente, un accidente de trabajo nos quitó a uno de los más grandes
exponentes del arte fotográfico y de la fotografía artística y aérea que ha
dado Portuguesa y Venezuela, el gremio a uno de sus fundadores, a Yaneth a su
esposo y sus hijos, a su padre, a quien
lloran y lamentan su partida.
Pero no todo fue en vano para Hernán
Rivero, ya que su legado estará vigente entre todos los que te conocimos y cosechamos
tu amistad pura y sincera.
Hasta pronto Hermano, Hasta siempre
Hernán “Chino” Rivero. Paz a sus restos.
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