sábado, 24 de noviembre de 2018

Hernán “Chino” Rivero: 

Un artista de la luz y las 

sombras





Por Mario Manzanares Parra

La luz, la sombra, el blanco, el negro y los grises, en la fotografía son técnicas que se deben aprender para lograr la imágenes que se desean. La estética y el arte hay que descubrirlo y sacar a flote todo lo que tenemos en nuestro ser. Nacer con un don es los mejor que Dios nos regala, queda de parte nuestra desarrollarlo, practicar y pulirlo.

La fotografía es un arte que combina muchas técnicas teniendo como base la luz, y el fotógrafo pone su genio y sus perspectivas para lograr captar imágenes insospechadas.

Son pocos los fotógrafos que nacen con ese don, otros lo aprenden con el correr de los años, el tiempo pule todo lo que te gusta y te enseña a mirar y a tener paciencia, que es una virtud que pocos tenemos y que pocos aprenden.

Para 1954 en Acarigua el boom de la fotografía comenzaba a florecer, ya existían algunos laboratorios y fotógrafos de la talla de Carlos Jiménez, Jaime Vargas, Aponte entre otros. La boga fotografica estaba a punto de implosionar y ver nacer a uno de sus grandes exponentes del arte fotográfico en todo su esplendor, un verdadero artista de la luz y las sombras.

Para ese año en Piritu, en una humilde vivienda vino al mundo un niño que daría a conocer desde muy joven, por su extravagancia, sus ojos achinados y su cabello lasio, con un espíritu aventurero que lo llevaron a ser una persona que se metía en problemas por su bohemia y deseos de acontecimientos que llenarían su vida de emociones.  

Llega a Acarigua muy chico y la familia se instala entre Barrio Paraguay y Barrio América. Inicia sus estudios en la escuela “Raimundo Andueza” donde seguro el periodista y cronista de Acarigua, también maestro y director de esa escuela le daría clase, y por lo bohemio del “Chino” seguro también recibió una buena dosis de reglazos que el popular maestro Carlos Ojeda, “Carlucho” le daba a sus alumnos que no hacían caso a lo que el enseñaba. A Carlucho le sobraba la fama de ser un maestro de duro carácter en esa escuela, donde en su ocaso como maestro lo vio cómo su director, antes de salir jubilado.

Allí compartió aula con otros connotados jóvenes, ya que el Raimundo Andueza fue una de las primeras escuelas de Acarigua. Seis años después Hernán Rivero conseguía su promoción, siendo su segunda parada el Liceo José Antonio Páez, logrando concluir su bachillerato en el primer liceo de Acarigua. Fue un alumno promedio, siempre al lado de la naturaleza, donde la luz reflejaba lo cálido de su mirada, esa que lo llevaría a la fama unos años después.
Sigue su preparación y logro conquistar otro título, esta vez como técnico Aeronáutico, su otra pasión, ya les contare.

Comienza desde muy joven a gustarle la fotografía, llorando comprar una cámara e inicia su preparación en el arte de dibujar con la luz y avanza aceleradamente.  Cada día es más incisivo y más metódico, busca formas y ángulos y va creando su propio estilo; siempre le gusta andar en la vanguardia del arte fotográfico en Portuguesa.

Inicia un curso de técnicas audiovisuales que lo llevaran después al curso de fotografía fija para cine, finalizado con rango de sobresaliente, ya el “Chino” Rivero le había tomado el gusto a la imagen.

Sigue con otros cursos y hace de fotografía para teatro, y su segunda pasión y su más ferviente aventura, la fotografía aérea publicitaria y de reportaje, donde fue uno de sus grandes exponentes  de ese género. 

Durante 34 años de ejercicio profesional el “Chino” Rivero ha dejado constancia de su calidad, su gran mirada y sus magistrales imágenes que hablan de su dedicación, crecimiento y profesionalismo.

Fue fundador en Portuguesa, al lado de otros colegas fotógrafos de gran estirpe de la talla de Miguel Dinapoli, Josué Campos, Víctor Morales, Jaime Vargas, entre otros, del Círculo de Reporteros Gráficos de Venezuela, en el estado, un 14 de abril de 1980.

Paso unos años bajo la oscuridad de un laboratorio, ya que  fue el trabajo que desempeño en Ultima Hora, y de vez en cuando salía a la calle, sobre todo con el ya desaparecido periodista y Reportero Gráfico Víctor Morales al que unió una sincera amistad y de quien comenzó a escuchar sobre la Logia Sol de Culpa, donde fue aceptado como Mason años después, luego de aprobar todo los requisitos para ser Masón.

A lo largo de su brillante carrera, a Hernán “Chino” Rivero le toco bailar con todos, logrando plasmar sus trabajos en sendas publicaciones, consiguió lo que muy pocos hemos alcanzado, publicar fotografías en un libro. Entre sus publicaciones se cuentan, “Visita Papal”  año 1996; “Así es Venezuela” en 1998, “Visión de Portuguesa” año 2000; “Diques y Astilleros Venezolanos” 2004; “50 años de Aso Portuguesa” 2004, “Cien años de la Armada Nacional” 2005;   Fotografías de turismo de Corpotur 2003-05 y el Libro historia de Cavin.

Fue fotógrafo de la alcaldía Páez en el gobierno de Pedro Zapata, y tuve el honor de ser yo su sucesor en la oficina de prensa del despacho del alcalde, y durante 18 años estuve allí, con los alcaldes Dimas Salcedo, Douglas Pérez, Zenaida Linares y Salí jubilado con Efrén Pérez.

Siguiendo con el “Chino”, fue el fotógrafo de cabecera del gobernador Iván Colmenares, que lo rescato cuando llegó nuevamente a Portuguesa derrotado y sin equipo; luego de su desafortunada aventura minera o buscador de oro en Guayana, al propio de los garimpeiros, la famosa fiebre del oro paso por su mente, pero regreso con las tablas en la cabeza. Tan desafortunado fue su retorno, que cruzando el majestuoso Orinoco su canoa volcó y todas sus pertenencias fueron a parar al fondo de la serpiente más grande y profunda de las Amazonas, allí se fue parte de su vida y su gran amor, su cámara Nikon, su bolso con todas las imágenes en rollo que traía de esa frenética busca de oro donde muchos han perdido todo, hasta su propia vida. El “Chino” solo consiguió en esa aventura fue un fuerte paludismo que por casi le quita la vida.

A lo largo de su trayectoria loro muchos premios, pero el que siempre aprecio de todos, era aquel que le reconociera como o que era, un fotógrafo de las vivencias para el recuerdo del ser humano, que lo vieran como el hombre de carne y huesos y de sentimientos, y mantenerse por muchas décadas al frente del visor de su potente Nikon, que nunca dejaba en su casa.

Galardones como el segundo lugar en el Premio Nacional de Fotografía con el trabajo, “Faenas del campo” en 1998, auspiciado por AGREVO, y el tercer lugar Internacional de Canon 99, logrado en Panamá.

Pero su mejor y mayor performance fue haber logrado tener una esposa brillante, consentidora y amante de lo que él hacía, una apreciada profesora que se fijó en él, flaco y melenudo y de ojos achinados y ella lo atrapo para llevarlo al altar, Yaneth Pabón, fue quien capturo su clip de su cámara y el si te acepto de su corazón.  
De esa bella unión nacen Vanessa, Emiliano y Juan Vicente, la mejor toma que Hernán realizaría en su vida matrimonial, sus tres amados hijos.

 En otro episodio de su vida al lado de otro aventurero como José Pulido, fueron contratados por el Diario El Nacional, y los envían de corresponsales de guerra a Nicaragua a cubrir los enfrentamientos de los simpatizantes de Somoza y Sandino, allí al “Chino” una bala por poco no le impacta en la cabeza por milímetros, que aún le retumba en sus oídos, en plena batalla por el poder, donde el gran perdedor fue el pueblo, poco le faltó al colega en regresar en una bolsa negra desde allá. Pero allí no queda todo, lo triste fue que estos paisanos al terminar el conflicto armado, mandaron por ellos y al no ser localizado, la empresa dejo de buscarlos y los alegres aventureros tuvieron que vender todo lo de valor que tenían para regresar, entre otras cosas la cámara del “Chino”, para para los pasajes y regresar sin nada, solo con el saber del deber cumplido.

De los reconocimientos que recibió, un día me dijo; “mi mayor reconocimiento es el que ofrecen todos ustedes, mis colegas reporteros, el de mi esposa Yaneth y la de mis tres bellos hijos que me dan todo su apoyo cuando más los necesito, todo lo demás es vanidad. Los recibos con mucha humildad pero que nunca me aran cambiar mi forma de ser y mi estilo de vida. En vida recibió la orden Ciudad de Acarigua 2005, Vencedor de Araure 2005, como reportero Gráfico en nuestro Día Nacional, el 06 de mayo de ese año.

Fue un reportero gráfico las 24 horas del día, se sentía orgulloso de su profesión, esa pasión la compartía con una mayor que lo llenaba de orgullo, su ingreso a la Logia Venerable “Sol de Culpa 112”, y la respeta con humildad.

Partió cuando más planes y proyectos tenía en su mente, un accidente de trabajo nos quitó a uno de los más grandes exponentes del arte fotográfico y de la fotografía artística y aérea que ha dado Portuguesa y Venezuela, el gremio a uno de sus fundadores, a Yaneth a su esposo y  sus hijos, a su padre, a quien lloran y lamentan su partida.

Pero no todo fue en vano para Hernán Rivero, ya que su legado estará vigente entre todos los que te conocimos y cosechamos tu amistad pura y sincera.

Hasta pronto Hermano, Hasta siempre Hernán “Chino” Rivero. Paz a sus restos.


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