sábado, 10 de noviembre de 2018


William Lugo:  de Pregonero a Reportero gráfico



Por Mario Manzanares
Nativo de Guanarito, donde la leyenda del Silbón se sembró, allí en el cono sur de Portuguesa, nace el fotógrafo William José Lugo, un 14 de enero de 1950, ya hace más de seis décadas.
Se define a sí mismo como un romántico de la fotografía, de la que a vivido por más de treinta y cinco años de vida profesional, y que luego de ser pregonero de calle, se convirtiera en reportero gráfico.
Su infancia fue como la de todo niño, tranquila, una época donde las escuelas no abundaban y era difícil ir a los planteles porque eran extremadamente lejanos para algunos.
Sus padres Manuel Lugo, maestro de profesión, se encargó al lado de Doña Carmen de Lugo darle la crianza y las primeras letras a William, quien no fue un letrado ni mucho menos un amante de los libros, pero aprendió lo básico, pero de sus viejos le enseñaron lo duro que es ganarse la vida y salir adelante.




Cuando William era un chaval aun, sus viejos dejaron su lar natal y se vinieron al norte de Portuguesa, llegando hasta Acarigua, leo de varias mudanzas internas en Páez, tiran ancla en Barrio Bolívar comunidad recién fundada, por los años 70, La ciudad comenzaba a crecer al este de la misma.
En Barrio Bolívar ya instalado comienza su periplo como joven emprendedor y comienza a pregonar con la prensa nacional, cada mañana madrugaba. Llegaba a la librería El Ateneo del señor David, ubicada al frente dela actual casa de los abuelos, antiguamente sede de lo que fue la Seguridad Nacional y policía municipal, en la parte trasera del Banco Occidental de Descuento.
El aprendizaje en el arte de la fotografía leo unos años después, cuando contacta con el ya profesional de esta profesión el señor Jiménez, en su local comenzó a trapear  los pisos pero con la mirada puesta en las cámaras, esas pesadas cajas negras que llamaron su atención, allí estaban las convencionales Leicas, Speed Grafic, Contarex, Rico o Canon, había para escoger.
Aún estaba años luz la digitalización de la fotografía, ni se imagina siquiera.
Con Estudio Fotográfico de  Carlos Jiménez, comienza a recibir lecciones gratis en tomas fotográficas y los primeros pasos en  proceso del revelado, donde el negro Lugo se destaca, convirtiéndose en un laboratorista a tiempo completo, donde copio todos los tamaños de las fotos, desde 10X15 hasta grandes afiches, los que hacía casi desnudo,con el papel en el piso, donde se llenaba todo el cuerpo de revelador y fijador, pero cumplía con los clientes, me cuenta.
También izo de fotógrafo de estudio y eventos sociales, lo que dejaba buenas ganancias y se comía bastante, todo ello en la fotografía a blanco y negro.
La era del color a William Lugo lo agarro en su propia empresa, “Foto Lugo”, ubicado en pleno centro de Acarigua, al lado donde hoy se ubica Foto Vargas, de Don Jaime Vargas, uno de los propulsores de esta profesión en Portuguesa, aun Foto Vargas está en el mismo lugar que ayer. En esa pequeña bodega fotográfica Lugo comienza a labrar su propia vida y con su trabajo tesonero le da de comer a su extensa familia de 14 hijos, el coleguita nunca compro un televisor porque era como él, a blanco y negro.
En los años 70 nace en Acarigua-Araure el primer diario de  Portuguesa “Ultima ora” ya con casi cuatro décadas informando al estado, llevando la mejor información a todo el territorio, El diario abrió las puertas a muchos fotógrafos para incursionar en el periodismo gráfico, entre ellos a William Lugo, que se convierte en unos de los primeros que probo esvisionerosa suerte de fundador, quien ejerce como laboratorista y también fotógrafo de fuente de calle por varios años, se enamora de esta nueva pasión, el reporterismo gráfico.
Ya se había fundado en Venezuela el Circulo de Reporteros gráficos de Venezuela en 1943 y en Portuguesa se olía aire de cambios, y al lado de un grupo de  loran en 1980 se funda la seccional Portuguesa del gremio CRV, al lado de un connotado grupos de grandes fotógrafos, donde aparecen entre los primeros 12 agremiados Miguel Dinapoli, Josué Campos, Luis Escalona, Hernán Rivero, Víctor Morales, Obed Figueredo, Vicenzo Dinapoli, Armando Ibarra y William Lugo.
Luego de su `partida de Última hora, pasa por los diarios El Informador y El Impulso, como corresponsal, dejando constancia de su experiencia y trabajo, dejando muchas  imágenes en el recuerdo, y dejando también su buen ojo para captar emociones.
Años después llegaría a la alcaldía de Ospino, donde laboro por diez años como reportero gráfico de la oficina de prensa de ese despacho municipal, laboro con varios alcaldes. Luego se mudaría al Instituto Municipal de Deporte y Recreación de Araure (INDERA), allí lo acogieron Juan Pablo Guzmán, Nixon Rodríguez y Francisco López, y en estos momentos disfruta con su esposa Lolimar de su jubilación y de vuelta en el cono sur, pero esta vez está en la capital Guanare, pasando un día diferente con su gente.
Ya retirado del ambiente fotográfico vive tranquilo, padeciendo los achaques de viejo y disfrutando de sus nietos.
Los Lugos, aparte de William son una familia de fotógrafos, a él se une José Melquiades Lugo, y más recientemente el hijo de William, Wilfredo quien laboro también al igual que Melquiades en el Diario Ultima hora, todos miembros del CRGV.
William Lugo a sido un gremialista, un luchador por las reivindicaciones de los reporteros, así como un asiduo representante  en los juegos nacionales deportivos de Periodistas en la disciplina de bolas criollas, donde a logrado colocar en su cuello varias preseas entre dos  oro y dos bronce, en Ciudad Bolívar, Lara, Cojedes y Apure.

Aun activo en el deporte sigue siendo una ficha fija en el equipo de bolas criollas y en las actividades gremiales tanto del CNP como del CRGV.

A lo largo de su trayectoria reporteril, gracias a su buen trabajo logró ganar varios premios en fotografía, tanto municipal como regional, dejando constancia de su trabajo.

Ya retirado de la fotografía se retira a la calurosa Guanare, con su camarita como compañera y su gordita Lolimar, dejando en esta ciudad acarigueña un cumulo de amistades.

Continúa con su pasión deportiva las bolas criollas y el dominó, pero también le gusta asar carne, sobre todo cuando no la compra él.

William, como le decimos sus amigos sabemos de su amistad, es conversador y colaborador y también un fosforito. A ese moreno ido de la actividad fotográfica, vive buscando que hacer, es inquieto y ya con varios abriles encima, con la cabeza llena de nieves y su paso lerdo, ya es hora que este colega deje ya la presión y viva de su pensión, que haga lo que no hizo a lo largo de su vida laboral, que viva a plenitud sus últimos años, que transite con su familia,  los años que Dios le quiera aun dar. Mi compadre William.


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