Esta fue la primera casa fundadora de Sabanetica, segun sus fundadores, fue por mucho tiempo una bodega
Mario ManzanaresA pocos minutos de la metrópolis acarigueña podemos encontrar un verdadero paraíso natural donde las aguas cristalinas de su río atraviesa la sabana para darle vida a este poblado, que con sabia razón sus primeros habitantes dieron por nombra Sabanetica, en honor a la gran sabana que la cubría de tierras fértiles y abundante agua.
Un viejo rancho donde en épocas atrás existía una bodega le da la bienvenida a todos los que allí llegan a disfrutar de la paz y de las aguas del riachuelo Sabanetica, esta casona de barro y zinc tiene mas de cincuenta años de construida y se dice que sus primeros habitantes fueron fundadores de esta comarca acarigueña.
Hoy día la población rural ha aumentado considerablemente ya que muchas personas han escogido a este tranquilo pueblo para habitar, de gente trabajadora y jovial, que dan la bienvenida a todos aquellos que escogen como morada este poblado.
Sus alrededores es campo cultivable donde se siembra maíz, arroz, caña de azúcar entre otros rubros que son llevados a las grandes industrias de Acarigua donde son transformadas en la comida de los portugueseños.
En los días de asueto Sabanetica se convierte en uno de los sitios mas visitados por acarigueños y araureños, donde vienen a disfrutar de las frías aguas de su quebrada, trayendo entrada a la economía de los habitantes de este hermoso poblado.
Allí en esas aguas convergen y pasan un día agradable debajo del puente o en cualquier lugar que se escoja debajo de las frondosas plantas que rodean este charco de agua natural, oasis de placer y de buena ventura.
La rica fauna que bordea el riachuelo hace del lugar afrodisíaco ya que muchas parejas vienen a este río en busca del sí algunos y otros para reconciliarse con la persona amada.
Los frondosos árboles sirven de asiento para un suculento sancocho hecho a leña y con agua del río, ya sea de costilla, pescado y hasta un rico cruzado para sacar el “ratón” de la noche de farra, son algunos de los platos que se cocinas a orilla del río; otros escogen la vía mas fácil y colocan su barrillera y ponen la rica punta trasera e la brasa y carne asada con yuca se deja ver en los platos de los comensales.
La vida en este bello poblado de casa rurales y ranchos, con calles y avenidas en buen estado, es a diaria de trabajo, los trabajadores del campo salen con el deputar del día y regresan casi al ocaso de la tarde y agotados de la faena dura de este tipo de jornada. En las noches son de relajamiento y estar en familia, el agotamiento que deja el trabajo invita al descanso placentero de un lecho acompañado de su compañera o de sus hijos.
Los fines de semana las actividades deportivas se centran en el estadio de fútbol y béisbol, los lugareños dejan sus machetes y sus tractores guardados para disfrutar de un buen encuentro de algunos de estos populares deportes, que dicho sea de paso lo hacen muy bien. Otros escogen los apacibles canchas de bolas criollas y tanda y partida por el ganador, acompañado siempre de las “catiras bien frías” que son una fija en estos sitios de distracción.
Mujeres bellas y hogareñas se consiguen en este apacible poblado, señoras que despiertan con el cantar del gallo y la aurora a preparar la comida de su marido que se marcha a la jornada diaria y a los hijos que se preparan para ir a la escuela. Esta es la vida de este paraíso donde las personas que la visitan consiguen de sus pobladores las atenciones que se merecen, para que regresen.
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