Francisco Giménez
De cantador de strike a contador público
Por Mario Manzanares
Desde pequeño gusto del
bei
sbol, un deporte que venía creciendo a grandes pasos, gracias al impulso del
zapatero pelotero y dirigente deportivo Roseliano Pérez, un hombre que dedicó
parte de su vida al deporte rey del venezolano, tanto fue su entrega que hasta
un estadio hizo solo con la ayuda de los amantes de este deporte.
Entre esos jóvenes andaba un niño inquieto, detrás de la pelota, con un guante cocido a mano de lona vieja, el muchacho era Francisco Giménez, quien desde chico se destacó como pelotero, jugando cualquier posición, con tal de jugar.
Fue tomado en la categoría infantil por la escuadra del profesor ya retirado del beisbol muy joven por lesión, la gran tercera base Miguel Herrera, quien conocía de las habilidades de Giménez con el guante y el madero.
Para la época de los años 50, había gran entusiasmo por este deporte y gran cantidad de equipos hacían del béisbol el pasatiempo de los fines de semana. Desfile por la calle Real de Acarigua, hoy Libertador, al son de la banda municipal, desfile que terminaban en el acondicionado estadio, que en la década de los setenta le darían el nombre de “Roseliano Pérez”, coso que se convirtió en un icono del deporte del diamante, por tener características muy peculiares.Francisco Giménez,
estudiante de la escuela primaria para varones “Raimundo Andueza”, alternaba
sus estudios con la práctica, o sin antes de hacer tareas y oficios del hogar,
hasta no terminar no iba al estadio.
Eran momentos duros y se
tenía que trabajar duro para lograr conseguir lo que se buscaba, la familia Giménez
no era la excepción. En practica a la orden de ese baluarte arquitecto de
personalidades, forjador de hombres sanos, así fue catalogado Miguel Herrera,
quien desde chico aprendió la labor de tipógrafo y la alterno como pelotero,
hasta llego a ser catalogado como el mejor tercera base de todos los tiempos,
por los que lo vieron jugar.
En plena juventud estudia
contabilidad en el Instituto de Comercio Acarigua, y extendió su experiencia
con cursos realizados en INCE, en ambos sitios aprendió el oficio auxiliar de
contador, y los años de experiencia lo llevaron a ser un exitoso tenedor de
libros y de llevar la contabilidad de muchas empresas de Acarigua-Araure.
Llegó a jugar hasta la
categoría clase “A” con afanados equipos como el Portuguesa BBC, con quien
salió campeón.
Ya consagrado como pelotero
le pico el zancudo del arbitraje y al lado de Antonio Ríos, comienzan en la
difícil tarea del arbitraje. A Giménez de fuerte carácter no se le hizo difícil
adaptarse rápidamente al nuevo trabajo, ahora ya era contador y pasaría también
a ser cantador de strike y bolas, donde le fue muy bien en beisbol.
Francisco Giménez, en su
época de árbitro era un hombre serio en su trabajo, de franca amistad y
respeto, de ancho bigote negro, regordete de una estatura mediana no llegaba a
metro setenta, se hacía respetar detrás del home. Los peloteros respetaban su
trabajo y se dio a conocer por su rectitud y honradez.
En la década de los ochenta,
lo conocí como árbitro de softbol, en la desaparecida liga Araurigua, que
presidia otro grande del deporte portugueseño Alejandro “Gato” Moreno, de quien
pronto hablare. Esta liga funcionaba en el estadio “Enriche.Villanueva” de la Fundación
Mendoza. El día de su inauguración (el estadio), vestido de Shitdompager
recibió el saludo del Presidente de Venezuela el acarigueño Luis Herrera
Campins, quien vino a la inauguración de ese bello complejo deportivo, hoy solo
sobrevive el estadio de softbol. Esa mañana se inauguraba un campeonato
nacional de softbol juvenil e inauguración del estadio. Con Giménez estaban en
plan de árbitros, Antonio Ríos, Nery Colmenarez, Feliz Saavedra, entre otros.
Por muchos años fue arbitro
de este popular deporte, se fue retirando del beisbol hasta quedarse solo con
el softbol, siempre con su liga que fue fundador y defensor.
En las postrimerías de su
vida, un penosa enfermedad lo retiro definitivamente de su pasión, ya no volvería
a cantar bolas o strike, una repentina ceguera se encargó de eso. Luego
fallecería.
Francisco Giménez, se casó
con la bella madrina y reina del beisbol doña Esperanza Ríos Mercado, con quien
tuvo tres hermosos hijos, Cesar quien siguió los pasos de su padre, hoy día es
entrenador de beisbol, Nadia, ya fallecida y Libia. Residió por muchos años en
la urbanización Durigua II, hasta la hora de su desaparición física, muy cerca
de quien escribe esta crónica. Fue mi amigo, y fueron muchas las noches que nos
fuimos de parra, a disfrutar y a echar cuentos, siempre en el Dart de Alejandro
Moreno, con Feliz, Nery, Giménez, Felipe Alfaro y mi persona, ya reportero de
Ultima Hora.
Eran muchos los locales
nocturnos que visitábamos luego de las largas jornadas de juegos fijados por la
liga, y llegaba la hora de descansar y pasarla bien. Aquí todo éramos amigos y
compadre, y se pasaba bien.
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