jueves, 27 de agosto de 2020

 

Nelson Dan un barines que echo raíces en Acarigua

 

Mario Manzanares

Hace ya un mes que se nos fue un amigo, un padre y un mejor hijo. Por ser todo eso se caracterizó este singular personaje, quien en vida fuera un ejemplo tanto en la profesión donde se destacó, la educación, profesor de matemática y del consejo a tiempo al alumno necesitado.

Un deportista que a lo largo de su vida como atleta siempre se acentuó por su don de persona. Responsable a carta cabal, ejemplo de todos los que lo acompañaron tanto en el beisbol, como en el softbol, y por supuesto en el futbol, tres de sus pasiones.

Era barines de nacimiento pero  acarigueño por adopción, llego por vez primera a la Reja de Guanare con sus padres, son siete hermanos, casi todos educadores, siendo Nelson un avanzado en la área de la docencia, donde fue maestro de aula y al momento de su partida era un Coordinador de la Zona Educativa y cursaba estudios de post grado, siempre mejorando su estatus como docente.

Tuve la oportunidad de contarme entre sus amigos, con su característico saludo “compadre”, paseaba por las calles céntricas de la ciudad que lo vio crecer, Acarigua. Estaba residenciado en la Goajira desde los años 70, quien junto a los Zabaletas, los Salas entre otros jugaron futbol sabanero en donde hoy se encuentra ubicado el mercado libre de la Goajira.

En el béisbol y softbol era un jardinero de buen alcance de piernas, un excelente primer bate, por la forma de llegar a base sin esforzarse mucho por tener fuerza, sino un buen contacto con la esférica que la ponía a jugar, como se dice en el argot beisbolero.

Nelson Dan, me acompaño por varias unidades curriculares cursando junto a i la Especialidad en Docencia Universitaria, la cual no concluyó por estar incurso en otra maestría avalada por el Ministerio de Educación, viéndose forzado a dejar la especialidad.

Fue facilitador de misión sucre por muchos años, donde se desempañaba como profesor de matemática en el lapso de iniciación universitaria. Allí deja un gran vacío, ya que escasean los profesores de su talla y de esa materia como es matemática.

Deja una mujer y varios hijos que extrañaran sus grandes dotes, tanto de esposo como de padre ejemplar. El día de su infausta partida de este mundo, estaba con amigos e hijos jugando lo que conocemos como una caimanera de futbolito, cuando sintió un pinchazo en su pecho, pidiendo cambio se retiró de la cancha y aun lado de todos sus compañeros, dejo de existir por causa de un infarto. Este gran hombre partió dejando aún muchas cosas grandes por hacer.

La Goajira lloró un hijo, Acarigua perdió un baluarte y un gran profesor y su familia llora su partida por todo lo que dejo pendiente por hacer, aquel caballero de cabello blanco, que a todos con sonrisa en sus labios decía “compadre”.

 

 


 

 

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