Nelson Dan un barines que echo raíces en Acarigua
Mario Manzanares
Hace ya un mes que se nos
fue un amigo, un padre y un mejor hijo. Por ser todo eso se caracterizó este
singular personaje, quien en vida fuera un ejemplo tanto en la profesión donde
se destacó, la educación, profesor de matemática y del consejo a tiempo al
alumno necesitado.
Un deportista que a lo largo
de su vida como atleta siempre se acentuó por su don de persona. Responsable a
carta cabal, ejemplo de todos los que lo acompañaron tanto en el beisbol, como
en el softbol, y por supuesto en el futbol, tres de sus pasiones.
Era barines de nacimiento
pero acarigueño por adopción, llego por
vez primera a la Reja de Guanare con sus padres, son siete hermanos, casi todos
educadores, siendo Nelson un avanzado en la área de la docencia, donde fue
maestro de aula y al momento de su partida era un Coordinador de la Zona
Educativa y cursaba estudios de post grado, siempre mejorando su estatus como
docente.
Tuve la oportunidad de
contarme entre sus amigos, con su característico saludo “compadre”, paseaba por
las calles céntricas de la ciudad que lo vio crecer, Acarigua. Estaba
residenciado en la Goajira desde los años 70, quien junto a los Zabaletas, los
Salas entre otros jugaron futbol sabanero en donde hoy se encuentra ubicado el
mercado libre de la Goajira.
En el béisbol y softbol era
un jardinero de buen alcance de piernas, un excelente primer bate, por la forma
de llegar a base sin esforzarse mucho por tener fuerza, sino un buen contacto
con la esférica que la ponía a jugar, como se dice en el argot beisbolero.
Nelson Dan, me acompaño por
varias unidades curriculares cursando junto a i la Especialidad en Docencia
Universitaria, la cual no concluyó por estar incurso en otra maestría avalada
por el Ministerio de Educación, viéndose forzado a dejar la especialidad.
Fue facilitador de misión
sucre por muchos años, donde se desempañaba como profesor de matemática en el
lapso de iniciación universitaria. Allí deja un gran vacío, ya que escasean los
profesores de su talla y de esa materia como es matemática.
Deja una mujer y varios
hijos que extrañaran sus grandes dotes, tanto de esposo como de padre ejemplar.
El día de su infausta partida de este mundo, estaba con amigos e hijos jugando
lo que conocemos como una caimanera de futbolito, cuando sintió un pinchazo en
su pecho, pidiendo cambio se retiró de la cancha y aun lado de todos sus
compañeros, dejo de existir por causa de un infarto. Este gran hombre partió
dejando aún muchas cosas grandes por hacer.
La Goajira lloró un hijo,
Acarigua perdió un baluarte y un gran profesor y su familia llora su partida
por todo lo que dejo pendiente por hacer, aquel caballero de cabello blanco,
que a todos con sonrisa en sus labios decía “compadre”.
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