martes, 14 de febrero de 2012


Dos adultos emprendedores
                                                                                       Mario Manzanares
Don Antonio Baptista y doña Belarmina de Baptista,
 ellos son dos adultos mayores emprendedores
Tocaron desde otros lares nuestra tierra, llegaron para labrar su propio destino, estos nativos del vecino país Colombia, Cartagena llegaron para quedarse en estos dominios que lo vieron crecer, unido a su señora lucharon y se establecieron aquí, en Acarigua.
Llegaron muy pichones, ya no recuerdan cuantos años tiene en Venezuela, lo que si recuerdan es lo bien que lo han tratado en este país. Ya con muchos abriles es un ejemplo de trabajador honesto, su trayectoria le valió su jubilación luego de treinta años al servicio de una empresa que lo empleo sin mirar de donde venía y lo valoro por el trabajo que realizo cada uno de los años que duro activo en la misma.
Estos señores a los que me refiero son Don Antonio Baptista y Belarmina de Baptista, que cada mañana desde muy temprano están ya levantados en busca de los churupos para llevar el pan a su hogar, son los populares pregones que desde hace más de cinco años venden la prensa regional y nacional en su popular kiosco ubicado al lado del canal y de la casa comunal.
Igualmente la misia Bernardina hace cafecito, empanadas y la rica arepa rellena que degustan los clientes cada día atendidos por este par de apreciados amigos cartageneros, arraigado en el corazón de esta gente que los aprecia por su gentileza a la hora de vender cada una de los productos que allí se expenden.
Llegaron a Los Cortijos hace veinticinco años, han visto crecer a muchos de los que aquí habitan, conociendo cada rincón y cada cliente que se acerca a comprar, ya sabe que periódico quiere, es al igual que Navas respectando las distancias una persona querida y respetada en la comunidad.
Con los años que se muestran en sus caras llenas de experiencias, de humildad y cariño don Antonio y misia Bernardina siguen luchando, no abandonan su lucha, aunque ya han hecho vida ellos continúan en la búsqueda de la suprema felicidad, esa por la que se lucha y seguro que ellos ya labraron el camino y sembraron en buena hora, solo hay que esperar para que el fruto de su labranza se reproduzca y es allí donde debemos estar los habitantes de este complejo habitacional para tenderle la mano a estos dos apreciados abuelos que con sacrificio y mucho trabajo son unos viejos emprendedores.

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