Dos adultos emprendedores
Mario
Manzanares
Don Antonio Baptista y doña Belarmina de Baptista, ellos son dos adultos mayores emprendedores |
Tocaron
desde otros lares nuestra tierra, llegaron para labrar su propio destino, estos
nativos del vecino país Colombia, Cartagena llegaron para quedarse en estos dominios
que lo vieron crecer, unido a su señora lucharon y se establecieron aquí, en
Acarigua.
Llegaron
muy pichones, ya no recuerdan cuantos años tiene en Venezuela, lo que si
recuerdan es lo bien que lo han tratado en este país. Ya con muchos abriles es
un ejemplo de trabajador honesto, su trayectoria le valió su jubilación luego
de treinta años al servicio de una empresa que lo empleo sin mirar de donde
venía y lo valoro por el trabajo que realizo cada uno de los años que duro
activo en la misma.
Estos
señores a los que me refiero son Don Antonio Baptista y Belarmina de Baptista, que
cada mañana desde muy temprano están ya levantados en busca de los churupos
para llevar el pan a su hogar, son los populares pregones que desde hace más de
cinco años venden la prensa regional y nacional en su popular kiosco ubicado al
lado del canal y de la casa comunal.
Igualmente
la misia Bernardina hace cafecito, empanadas y la rica arepa rellena que
degustan los clientes cada día atendidos por este par de apreciados amigos
cartageneros, arraigado en el corazón de esta gente que los aprecia por su
gentileza a la hora de vender cada una de los productos que allí se expenden.
Llegaron
a Los Cortijos hace veinticinco años, han visto crecer a muchos de los que aquí
habitan, conociendo cada rincón y cada cliente que se acerca a comprar, ya sabe
que periódico quiere, es al igual que Navas respectando las distancias una
persona querida y respetada en la comunidad.
Con
los años que se muestran en sus caras llenas de experiencias, de humildad y
cariño don Antonio y misia Bernardina siguen luchando, no abandonan su lucha,
aunque ya han hecho vida ellos continúan en la búsqueda de la suprema
felicidad, esa por la que se lucha y seguro que ellos ya labraron el camino y
sembraron en buena hora, solo hay que esperar para que el fruto de su labranza
se reproduzca y es allí donde debemos estar los habitantes de este complejo
habitacional para tenderle la mano a estos dos apreciados abuelos que con
sacrificio y mucho trabajo son unos viejos emprendedores.
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