jueves, 12 de abril de 2012


Agapito Juárez, con nombre de gobernante
Agapito Juárez, personaje popular de Acarigua
 Mario Manzanares
Venido de otras tierras pero se arraigo en Acarigua, siendo muy pequeño llegó con su familia para sembrarse en estos lares, y para ello  se ubicaron por los lados de la escuela Ciudad Acarigua, en el  barrio Bella Vista I.

Es un hombre que desde temprana edad salio a buscar la vida, ya establecido en Acarigua se dedica al trabajo de campo y la albañilería, así era gran trabajador y buen hombre, Agapito Juárez.

Si, ese humilde mancebo que hasta hace algunos años deambulaba por las calles de Acarigua, hablando solo a veces y de muy buenos modales, caballeroso y buena gente, de un tiempo para acá se desapareció, no sabemos si la vida se lo llevo o si su familia lo recogió.

Lo que si podemos decirles es que Agapito Juárez, se lanzaba cada mañana su discurso con su voz ronca, casi no se le entendía lo que decía como todo un gobernante, allí en la Plazoleta de los “flojos” como suelen llamar este sitio aquellos que pasan pero no se sientan para que no les digan que están matando el ocio allí. Lo cierto es que esta plazoleta se llama Francisco de Miranda, ya que es una plaza de banderas.

Al frente del cafetín Agapito, con su cháchara decía lo que sentía, el dolor que le daba según él, lo demacrado que Acarigua estaba. No le importo haber sufrido una ACV que lo dejo con sus pasos recortados y su caminar apuradito. Pero esta situación no le quito el ánimo y las ganas de seguir luchando por él y su gente. Él seguía cada mañana llevando sus parabienes a la gente que lo miraba pero no lo escuchaba.

Agapito Juárez es y será por los siglos uno de esos personajes pictóricos que deambulan por las calles de esta generosa ciudad, donde los acarigueños le tendían la mano, esa mano amiga que siempre ha caracterizado a los que habitan en esta villa.

Lo que si es cierto es que hace falta ver y escuchar sus afanados discurso, protestando por su ciudad, siendo el gobernante que nunca fue y prometiendo salvar y hacer más grande esta metrópoli. Agapito, su caminar apuradito y su voz ronca hará falta cada mañana en la plazoleta Francisco de Miranda para que con su perorata diga las verdades que solo las personas cuerdas dicen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario