Alberto Aranguren un larense que echó raíces en Acarigua
Mario Manzanares
El dirigente del béisbol Alberto Aranguren |
Así era Alberto Aranguren,
si ese hombre de poco hablar pero de gran convicción a la hora de pelear por lo
que él consideraba justo, esa pelea para ganar juegos, para discutir
estrategias en pro del deporte del diamante hicieron de Aranguren el dirigente
que necesitaba el beisbol de las gemelas para seguir creciendo.
Con su pequeño establecimiento
de venta de artículos deportivos “Aranguren Sport, ubicado justo donde hoy día
esta “chicha Félix”, en una humilde casa atendía su extensa clientela sobre
todo en el deporte del beisbol. Desde un par de guantines hasta lo más
sofisticado en el mundo de la pelota.
Fue dirigente al lado de
otros grandes amantes de este popular deporte de los venezolanos, dándose a
conocer en el viejo estadio “Roseliano Pérez” y precisamente fue este personaje
quien lo llevo a la dirigencia beisbolistica.
Un día escuche hablando
Aranguren, él decía que cuando llego a Acarigua no venía con la mente puesta en
ser un dirigente deportivo pero las condiciones estaban dadas para luchar con
los equipos y peloteros por mejoras en los campos deportivos y por la creación
de la asociación de este deporte que junto a Roseliano Pérez y otros connotados
dirigentes se vieron trabajando por el desarrollo de este pasatiempo.
En la década de los ochenta
dio el gran salto de la Asociación de Beisbol de Portuguesa a la Federación de
este deporte en Venezuela al lado de Edwin Zerpa para ese entonces presidente
del máximo rector del beisbol en Venezuela. Allí Aranguren, desarrollo un
trabajo que le valió estar por varios años en la dirigencia nacional, siendo
delegado en infinidades de competencia nacionales e internacionales.
Unos años después llegaría a
la presidencia de la Federación el portugueseño Nelson Campos, un araureño que
dirigió los destinos del deporte del beisbol en Venezuela y conto con la
colaboración de este pequeño hombre de estatura pero sabio en conocimientos
beisbolisticos.
Ya con el trabajo de la FVB,
ya Alberto Aranguren no se veía tanto en su tienda deportiva. Unos años después
venderían el lugar y se levantó el edificio del actual Hotel San Cono Swift,
lugar donde antes estaba la agencia de lotería San Cono del popular Jairo
Guedez. Se fue con sus corotos como dijera un acarigueño, a otro sitio y se
instaló en su residencia ubicada en la Goajira muy cerca del mercado popular
hasta que cerró definitivamente.
Ya retirado de toda
actividad dirigencial, iba al estadio Juan del cerro Tovar en Araure a saludar
a viejos conocidos y a conocer a nuevas estrellas que se venían desarrollando
en este popular estadio remozado por demás.
Cada mañana en sus últimos años
de vida Aranguren era una fija en el cafetín ubicado al lado de la alcaldía de
Páez, allí con periódico en mano que degustaba en una sentada esperaba con
ansia a sus amigos para conversar, entre los que contaba el periodista Benjamín
Parada Herrera, quien dicho sea de paso se lo llevaba en su carro para
distraerlo y algunas veces a disfrutar de la pecaminosa bebida escocesa la que Aranguren disfrutaba cargando con su
dificultad pero que disfrutaba, su vaso con mucho hielo. Igualmente otros
amigos comunes entre los que me contaba, allí siempre hablamos de beisbol, de
los peloteros de ayer y las nuevas estrellas que se vislumbraban en los
diferentes campos donde se juega el deporte más popular de Venezuela.
Ya en sus últimos días
logramos conversar muy poco el viernes antes de su fatal accidente
cardiovascular, allí en el sitio de encuentro el cafetín, me dijo con tristeza
el domingo me voy a Caracas, tengo un nieto que van a operar y quiero estar
cerca del niño y de los hijos, para eso son los abuelos. Nos despedimos y el
lunes en horas de la tarde conocí la infausta noticia de su desaparición física
a su llegada a la capital de la Republica, un ataque al corazón le sobrevino la
muerte, esa que no dice cuándo va a venir, al menos para uno prepararse . No
ella se llevó a un Alberto Aranguren que aún con su edad podía dar mucho más
por el deporte que lo dio a conocer, el beisbol. Pero así es la vida, uno sabe
cuándo nace pero nunca cuando muere.
Los restos de este gran
dirigente y conocedor del beisbol fueron sepultados en su lar nativo, en el
estado Lara, muy pocos amigos portugueseños pudimos acompañarlo a su última
morada, pero dentro en lo más profundo de los corazones de los que lo conocimos
estoy seguro que lanzaron una oración por el eterno descanso de su alma,
Alberto Aranguren descansa en Paz, que aquí en Portuguesa tu sabia crecerá y
serás recordado por lo tanto que hiciste por el deporte que tu llevabas en la
sangre, el Beisbol.
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