José
Epifanio Escorche, Boletica
Mario
Manzanares
Los amigos Omar Salas y amena conversa con el Stto, José Epifanio Escorche "Boletica" |
Este
buen hombre comienza a laborar en la inspectoría de transito en la década de
los años 50 cuando Acarigua solo contaba con pocos automóviles rodando por sus
calles, eran solo cuatro hombres encargados de hacer cumplir las leyes de
transito. Fueron muchos los sin sabores que este buen samaritano logro tener en
esta difícil profesión, pero siguió adelante y con el transcurrir del tiempo
sus peleas por hacer cumplir las normas se lograron y José Epifanio Escorche
pudo dormir tranquilo.
Ya
para la década de los sesenta después de haber cumplido un castigo por no
dejarse embaucar por otros compañeros lo trasladaron hasta el oriente del país
y luego por su buena conducta lo envían al estado Carabobo, allí para suerte de
él el jefe de la Brigada
de Transito era un viejo conocido de él, el comandante Bonilla quien en ese
momento había recibido el cambio para el estado Portuguesa y se trajo
nuevamente a Escorche a su ciudad de toda la vida Acarigua, ya para ese
entonces era cabo primero un rango privilegiado para la época donde existían
tan pocos vigilantes de transito.
En
Acarigua boletica impone la ley y su fama recorrió todo el país, como un
funcionario ejemplar. Logro que la unidad de transito Portuguesa tuviera una
patrulla un viejo Dart que le dono la gobernación del estado pero sin motor ni
cauchos, pero gracias a la colaboración
de comerciantes y amigos la puso a rodar, esto le dio la oportunidad de
convertirse en sargento por recomendación de los grandes jerarcas políticos que
observaron en Escorche un hombre pulcro y honesto.
Con
esta patrulla viaja hasta Caracas donde es objeto por la Dirección Nacional
de elogios que recibió con la humildad que lo caracterizaba, hombre decente y
de muy buenos modales.
Epitafio
Escorche o simplemente boletica como sus coterráneos le decían, si no se le
arrugaba la frente a la hora de boletear a un infractor. Me contó el propio
Escorche que un día tubo la fortuna de para a un conductor que venia ebrio,
para su suerte era un Juez Superior que ni el cargo lo salvo de una boleta y
una retención de su vehiculo, haciéndolo él que lo llevaran a su casa pagando
de su bolsillo el libre. Al día siguiente ninguno de sus compañeros se atrevían
a darle la cara al Juez cuando fu por su carro y pidió que le buscaran al
vigilante que lo había detenido, todos pensaron en ese momento que era para
reprimirlo, pero para asombros de todos los presente y el propio comandante,
cuando el Juez vio a escorche este lo abrazo dándole las gracias por lo que
había hecho, regresándole la plata del libre y de paso pagando la multa
impuesta por el entonces sargento Escorche. Unos mese después el propio Juez lo
recomendó para un ascenso y otras condecoraciones.
Hablar
de este popular personaje es hablar de la historia misma de la Unidad de Transito y
Transporte Terrestre de Portuguesa, ya que él representaba con dignidad su
profesión, esa que le dio la fama de un hombre indoblegable, cosa que hacia y
siempre decía que lo mejor es lo que sucede, y el que se topaba con él siendo
infractor no lo salvaba nadie, tenia su boleta segura, fuese quien fuese.
De
incontables amigos y enemigos fortuitos, esos que él castigaba por ser
infractores, siempre fue respetado por lo que hizo pegado invariablemente a la
ley, a la que respeto y llevo constantemente muy en alto, logrando muchos
beneficios colectivos por el bien de su unidad.
Aparte
de su trabajo Boletica era un hombre conversador, amante del fútbol y fanático número
uno del desaparecido Club Deportivo Baraure, allí compartió grandes triunfos
con sus amigos, hasta acompañaba a la oncena a donde fuera a jugar. También ya
en su decadencia y disfrutando de su merecida jubilación se acercaba hasta la alcaldía
de Páez y junto al viejo Omar Salas entablaban largas conversas de horas y así
con cualquier conocido en los bancos de la plaza Bolívar, personas se acercaban
para preguntarle como era la
Acarigua que él patrullo, y siempre decía era mucho más
tranquila que en la que hoy habitamos.
Hoy
José Boletica Escorche no esta con nosotros, se marcho una tarde veraniega,
cuando el sol le pegaba en la frente en esas alcabalas móviles que montaba para
solicitar papeles y licencias, ese mismo sol que muchas tarde lo vieron sudar,
se lo llevo. Ya para la época de su frenética partida Escorche padecía de una
enfermedad que lo fue mermando poco a poco,
lo fue llevando a un final
eterno, al lado de su apreciada esposa espero la llegada de su expiración, allí
estaban sus hijos a los que siempre aconsejo.
En
Altamira su ultima morada lo vio expirar, las calles que siempre vigilo esa
tarde silenciaron la penosa perdida de unos de los grandes exponentes de las
leyes, terminaba de fallecer el Sargento Mayor Retirado José Epifanio Escorche,
que muchos conocimos como “el Sargento Boletica”. Paz a sus restos.
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