sábado, 21 de abril de 2012


Rigoberto Hernández  fotógrafo y arbitro portugueseño
Mario Manzanares
Cuando aún se observaban cámaras tamaño 6X6, las pesadas Leicas y comenzaban a salir las primeras cámaras de 35 mm, ya Rigoberto Hernández andaba calle abajo y calle abajo ofreciendo su trabajo como fotógrafo experto, trabajo que desempeñaba con mucho profesionalismo.
El oficio lo aprendió de un fotógrafo colombiano que le vio interés y le enseño el oficio. En Acarigua no existían muchos profesionales en este campo, eran contados, Jiménez, Campos, William Lugo, Jaime Vargas y otros pocos que conocían el arte de retratar.
Rigoberto empezó con una cámara prestada a ofrecer fotos 8X10 tamaño de una hoja de papel y a blanco y negro, todavía la maravilla del color no se conocía en Venezuela, la fotos eran muy apreciadas por los solicitante, eran verdaderos recuerdos de eventos para toda la vida.
Cuando cayó la competencia en el trabajo fotográfico Hernández decidió abrir paso y comenzó hacer cualquier tipo de trabajo, lo importante es trabajar, siempre repetía la misma frase. Fue plomero, ayudante de albañilería, zapatero, sastre y por ultimo arbitro de beisbol y softbol.
Con este último desempeño el de árbitro deportivo se dio a conocer por su don de gente y su carácter apacible a la hora de sentenciar jugadas y aguantar a los jugadores y manager que discutían sus apreciaciones, los cuales siempre resolvía con una sonrisa en los labios, convenciendo hasta al más pintao. Trabajó en la liga Popular de Softbol, en la Liga de Araure, con Lucena y en la liga Araurigua hoy Fundación, siempre haciendo un buen trabajo, pasando desapercibido en cada encuentro.
Al retirarse por cuestiones de edad y tiempo el cual le sobraba ya que como muchos venezolanos a Hernández por no tener un trabajo fijo quedo fuera de la seguridad social del país y nunca tenía un sueldo de que vivir, ni pensión y mucho menos seguro social. Ya entrado de edad tuvo un nuevo rol como trabajador, uno de los más antiguos del mundo el de guachimán, hombre que cuida bienes ajenos. En esto se ganaba la vida el buen Rigoberto, dando su mejor esfuerzo para cuidar una empresa y ganarse el sustento de él y su familia.
Cada mañana llegaba a golpe de ocho a la plazoleta de la alcaldía de Páez, allí se reunía con sus compinches de siempre el buen Pastor Canelón y ….., conversaban, leían el periódico y se saboreaban un buen café negro de esos que venden los que deambulan por las calles. Luego de eso se iban a caminar, todos los días con rumbo diferente, otras veces se iba con Canelón a hacer cualquier arreglo de fontanería, trabajo que realizaban con el mejor de los esmeros y cualquier tigre que saliera ellos estaba dispuesto a realizarlo.
De fotografía y de fotógrafos hablaba conmigo, personas que yo nunca conocí el me los nombraba y me echaba cuentos de ellos, conoció a mucha gente a los que retrato, recuerden que en la época que el ejerció la fotografía lo que estaba de moda era el retrato. Así pasábamos hora y varios café degustábamos conversando del arte de la fotografía.
En este año ya sean ido dos asiduos visitantes de este sector, la plazoleta Francisco de Miranda, su nombre original o plazoleta de los flojos, nombre popular puesto por los que a diario se reúnen allí para pasar el rato con sus amigos. Dije que han sido dos los que se nos han ido pues sí, el primero este año fue el gran amigo Alberto Aranguren y ahora el amigo Rigoberto, que se marcha sin decirnos que fue lo que realmente paso en esa escaramuza que le jugo la muerte y los maleantes. Se fue Rigoberto y ya este hombre de bien que no se metía con nadie no volverá a su rutina diaria, ya el buen Pastor no tendrá más a su eterno acompañante, el hombre con que conversaba a diario, el amigo.
A los familiares de Rigoberto Hernández, resignación y mucha paz para vivir con el pesar de la muerte de un familiar, aunque todos vamos por el mismo sendero, pero todos queremos fallecer cuando el tiempo en esta vida este vencido y no por las manos de delincuentes, de esos que hoy día abundan en nuestra querida Venezuela, gracias a que en este país se perdió el respeto por lo ajeno, el respeto a los mayores, el respeto a las leyes, si este país se descompuso y gracias a ello mucha personas inocentes, trabajadoras, amas de casa, empresarios, estudiantes, políticos han caído asesinados por inescrupulosos que se adueñaron de nuestra querida patria. Esperamos que los culpables caigan y sean castigados con todo el peso de la ley. Rigoberto descansa en paz.

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