jueves, 30 de julio de 2009

El eterno Page Moyetones

Cuando de enseñanza en béisbol se trataba
ahi estaba el profe Page Moyetones
Mario Manzanares

Al profesor Page Moyetones lo conocí en la barriada de Durigua Vieja, siendo yo un niño, cuando lo vi, por vez primera, con su caminar presuroso con un saco a su espalda buscando sus pupilos de la época, para que asistieran a las prácticas de béisbol, en el mismo sitio que continúa hoy como cancha de las barriadas que se le han unido a Durigua vieja, tales como el Trigal, el Esfuerzo, los Rieles entre otras.

El profe, como muchos que como yo acudíamos a recibir sus enseñanzas, le decíamos para distinguirlo de los demás que por allí se paseaban, Moyetones siempre humilde y de gran sabiduría, gastaba casi todo lo que le pagaba el desaparecido IND en los propios alumnos, luego de un juego o una práctica brindaba los acostumbrados bambis o refrescos con catalina.

Enseño a cultivar la humildad que a él siempre le acompaño, y llevo a todos los sitios donde predico el arte de pegarle a una pelota y apañar con un guante deteriorado de esos que cargaba en su saco, al igual que el viejo fongo con las que repartía roletaszos a todos los muchachos de esa época.

Don Page Moyetones no solamente enseñaba a los acarigueños, también lo hacia por los lados de Agua Blanca, en el estadio que esta cerca del cementerio de esa localidad, donde acudía yéndose a pie desde Acarigua hasta el sitio de su trabajo, claro esta, cuando no recibía una cola merecida por algún amigo o representante que se lo conseguía en la carretera, siempre con su moralito o saco a la espalda.

Dio toda su vida a la enseñanza del deporte rey de los venezolanos, el béisbol, donde algunas veces luego de su jubilación todavía acudía a los campos a dar lo que mejor enseño, la humildad, recibiendo el aprecio de todos aquellos que tuvimos el gusto de ser parte de su vida, de sus enseñanzas. Hoy el padre del fongo don Page Moyetones yace en su tumba, con el deber cumplido, paso por esta tierra y dejo sembrado su sapiencia y se marcho, dejado enclavado miles de huellas que seguirán su paso. Ahora queda de los gobiernos velar por que su memoria y sus enseñanzas perduren como ejemplo para todas las nuevas generaciones.

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