martes, 27 de octubre de 2009
Pablo Canelón: Eterno Magallanero
Mario Manzanares
Entrenador desde muy mozo, muchos dicen que fue un pelotero de toda la vida, no supo hacer nada mas que enseñar a jugar el primer pasatiempo de los venezolanos y a ser fanático del Navegantes del Magallanes, así era Pablo Canelón quien falleció recientemente de una penosa enfermedad pero que dejo para la posteridad sus enseñanzas en el arte beisbolistico.
Dirigente, entrenador, colaborador, siempre de estadio en estadio llevando a su siempre Magallanes, equipo que organizo en las gemelas para el deleite de todos los que lo admiraban por ser un batallador en conseguir títulos y ganar encuentros, siempre se le acuso de no jugar muy limpio que se diga pero así era él, no le gustaba caer derrotado.
Pablo Canelón, fue al lado de Page Moyetones, de esos entrenadores que lo daban todo por sus muchachos, le conseguían los uniformes, guantes, pelotas y hasta zapatos, los comerciantes los conocían y eran respetables y colaboraban con ellos. Por allí se encuentran otros grandes entrenadores del béisbol a los que no se les ha brindado todo el apoyo que ellos se merecen, Miguel Herrera, quien fue considerado por muchos años el mejor tercera base del estado amateur, Jorge Asuaje, la Garza Mogollón hoy miembro de la Federación Venezolana de Béisbol, entre otros que están ocultos para que sean de objeto de reconocimiento.
Canelón, era un asiduo visitante de la plazoleta de la alcaldía de Páez, donde al lado de otros robles del deporte portugueseño se reunían para conversar, entre ellos podemos mencionar Alberto Aranguren, Ciro Ramos, negro Herrera para nombrar solo a unos, ya que eran largas horas de conversa entre todos sus amigos.
Luego desapareció del lugar y allí fue cuando nos enteramos que sufría de una enfermedad en el estomago y estaba recluido en el hospital central de las gemelas de donde no pudo recuperarse y fue sacado out tratando de convertir un hit en un extrabase, como buen pelotero y mejor dirigente, lo que siempre le inculco a sus muchachos de jugar con ganas aunque luego se pierda, siempre quedara el sabor por querer ganar, pero esta vez Canelón no pudo, y se llevo antes del tiempo, lo mucho que aun le quedaba en dar a conocer a sus “pupilos”, que quedaron triste el día que su entrenador no llego para foguear las tristes pelotas de la vida, las que él siempre bateo.
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